Supongo que será culpa (o a causa) de mi trabajo, pero cada vez le estoy cogiendo más y más cariño al e-mail marketing. Tenía claro que era una parte muy importante de un e-business, pero al ir informándome y descubrir que en un e-commerce las ventas provenientes del e-mail marketing podían suponer hasta un 30% del volumen total del negocio… ¡me dejó impresionada! Yo que soy de las que casi nunca clica en una newsletter… me las miro todas, pero no clico en ninguna.
El otro día hablaba con un compañero de profesión sobre e-mailing y algunos problemas que se estaba encontrando. Su tasa de apertura estaba bajando, las ventas que venían de ese canal también… Llevaba tiempo dándole vueltas y no acababa de encontrar qué le pasaba. Entonces le pasé un artículo sobre las malas prácticas que pueden llevarte derechito a SPAM y me dijo… «¡creo que las estamos haciendo todas!». Claro que le estaba bajando la tasa de apertura, lo más posible es que buena parte de sus e-mails ya no estuvieran llegando a su destino y esas personas que antes abrían y compraban ahora ya ni veían los e-mails. Reconozcámoslo frikis que revisemos la bandeja de SPAM estamos solo (o casi) los que trabajamos en e-mail marketing.
¿Cómo solucionar EL problema de e-mail marketing? (sí, entrar en SPAM es EL problema)
No es nada fácil, yo lo veo como una relación que se ha roto. Cuesta mucho más recuperar la confianza que no crearla desde zero. Exactamente igual que una penalización de Google, cuesta muchísimo más volver a flote que no hacer las cosas bien des del inicio.
Para salir del pozo del SPAM lo mejor es ir step-by-step revisando todo lo que hacemos e ir señalando qué puede ayudarnos a ir a SPAM.
- ¿Usamos muchas mayúsculas chillonas en los asuntos?¿Y con muchas caritas? 🙁
- ¿Tenemos una IP compartida con más marcas que no trabajan limpiamente?
- ¿En nuestro e-mail predomina más el texto o la imagen?
- ¿Son responsives?
Estas son algunas de las cuestiones que debemos preguntarnos, como veis algunas cosas podemos trabajarlas nosotros de forma interna y otras no solo dependen de nuestra marca. Obviamente, lo prioritario será aquello que podamos cambiar rápidamente para no perjudicar más nuestra reputación y, a partir de entonces, ir buscando los elementos de mejora para recuperar nuestra reputación y la tan ansiada en el INBOX.
Uno de los elementos que solemos olvidar cuando hacemos e-mail marketing es preguntarnos si a toda nuestra base de datos le interesará el e-mail que estamos a punto de enviar. Imaginemos que tenemos una base súper bien cualificada y tenemos rango de edad, sexo, estado civil… de cada una de las personas. Teniendo toda esta información si fuéramos a enviar un e-mail sobre vestidos de boda, ¿a quién se lo enviaríais para tener una mejor conversión? Es obvio, ¿verdad? Pues esta pregunta nos la tenemos que hacer siempre para evitar que nos quedemos olvidados sin abrir nunca o, peor… marcados como SPAM. Es la importancia de SEGMENTAR los envíos.
¿Se os ocurren más opciones para salir del SPAM y volver a la feliz bandeja de entrada?
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